jueves, 1 de marzo de 2012

Breve relación histórica del feminismo en Honduras

A través de los siglos, las mujeres han solido ser excluidas del goce de los beneficios sociales propios de cada época. Han tenido que esforzarse por sí mismas y derribar muchos obstáculos para lograr que  le sean  reconocidos y  se respeten sus derechos. El acceso  a la educación, el trabajo, la participación social, económica y  política han sido, de un modo u otro, privilegios de los hombres.
La situación de la mujer precolombina era bastante similar a la de cualquier otra cultura de la antigüedad,  culturas patriarcales en las que el poder estaba en manos de los  hombres. La mujer no pasaba de ser un objeto de intercambio. Un caso re- conocido es el que se daba en una de las civilizaciones mesoamericanas  mas evolucionadas, la azteca.
Durante los siglos XVI y XVII los únicos que recibían educación en letras eran los hijos de los españoles, y aquí  se contaba con unas tres escuelas. El  desequilibrio alcanzaba a  los hijos de los aborígenes  que apenas recibían educación fundamental en el aprendizaje del idioma español y en la cristianización.
Hay que sobresaltar que la educación era solamente para niños varones, medida que desconocía la decisión de la Corona española transmitida a través de la emisión de  ordenanzas que establecían la obligatoriedad  de crear escuelas para niñas. Es a mediados del siglo XVIII cuando el tema de la condición social de la mujer comenzó a recibir atención por parte de los periódicos que circulaban en la época. Esto dio como resultado una relativa  expansión de la casi nula educación femenil.
La primera escuela de niñas que se fundó en Honduras fue en  Comayagua, a finales del siglo XVIII, por decisión de  don Luciano San Martín. Aunque el mayor apoyo a las mujeres  para recibir educación provino del sabio José Cecilio del Valle, plasmado en la misma  redacción del Acta de Independencia.
Como es sabido, en el Acta se instituye que la mujer es la mejor institutriz que puede tener un niño,  por lo tanto había que nacionalizarla, estimular su interés en las actividades  que  realizaba; además,  se contempló que la educación proporcionaría aptitudes, capacidades y valores necesarios a la sociedad, por lo que nadie debía ser excluido de la educación, principalmente la mujer.
Este primer paso dado por  Valle facilitó el que las mujeres tuviesen acceso a las primeras letras. De aquel tiempo al presente,  vemos a las mujeres destacarse, por méritos propios, en todas las áreas del conocimiento, la ciencia y la participación ciudadana.

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