Bueno, más adelante hablaré sobre los movimientos sociales y su relación con los modelos económicos. Pero para empezar, el movimiento de mujeres es uno de los más fuertes, novedosos e interesantes fenómenos sociales en Honduras. Desde sus inicios como parte de la lucha de clases, pasando por el “feminismo liberal” a su regreso a la arena de la política global post golpe, el movimiento de mujeres ha logrado cambios profundos en la legislación nacional, y algunos avances en las dinámicas culturales del país.
Honduras contaba en la década de los 50 y 60 con uno de los movimientos obreros organizados más fuertes y articulados de América Central, impulsado en sus inicios por la explotación de las grandes transnacionales del banano y por los intentos por implementar un modelo económico de sustitución de importaciones en los 60´s. El movimiento campesino por otro lado había logrado convertirse en clase / apoyo de gobiernos reformistas llegando a incidir en la creación de un proceso de reforma agraria impulsado desde el Estado, proceso que aún hoy tras décadas de aplicación del modelo neoliberal sobrevive.
En la coyuntura post golpe actual los movimientos sociales históricos no han recuperado la fortaleza –político, organizativa, propositiva, legítima – que les mantenga como interlocutores con capacidad para transformarprácticas y políticas públicas a nivel nacional. Son los llamados “movimientos sociales históricos” de la sociedad civil hondureña, y han perdido enormemente su capacidad de representar y movilizar a esa sociedad.
En esos movimientos existió siempre una importante participación de mujeres, aunque sus aportes y reinvindicaciones propias se confundían y se disolvían entre aquellas de clase, antiimperialistas, de derechos humanos. Esta experiencia organizativa brinda sin embargo las bases para crear con el tiempo organizaciones que les son propias, dedicadas al estudio de sus necesidades como mujeres, y es la génesis del esfuerzo de construcción de nuevos espacios de participación asumiendo sus propios temas, incorporando a otras mujeres y proponiendo desde una perspectiva de género (en sus diferentes tendencias) cambios en la vida y construcción democrática del país.
Forman parte de los llamados “nuevos movimientos sociales”, y sin embargo, muchos de sus problemas parecen ser los mismos enfrentados años atrás por los movimientos históricos: división, coopción por el Estado, falta de propuesta y peór, una organización y dinámicas patriarcales en su fondo. Los nuevos movimientos sociales hondureños se aprestan a enfrentar los problemas que debilitaron, y llevaron casi a su extinción, a las primeras y más fuertes formas de organización popular.Sin embargo, aun en construcción, aun revisándose y descubriéndose, aún con problemas, las organizaciones de mujeres han adquirido una importancia definitiva como representantes de la sociedad civil hondureña.
Tras el golpe de Estado se ha marcado una cierta diferencia entre las llamadas “mujeres en resistencia” y las “feministas en resistencia”, desnudando quiza las normales diferencias geográficas y de clase, pero ofreciendo por primera vez desde la lucha por la aprobación de la Ley contra la Violencia Doméstica un nuevo espacio político común a las diferntes organizaciones de mujeres.